Existen varios tipos de poderes, dependiendo de su necesidad y objetivo:
Poder General: Este tipo de poder es amplio y permite que el apoderado maneje todos los asuntos del poderdante, como asuntos legales y financieros. El poder general puede ser revocado o enmendado por el poderdante en cualquier momento.
Poder Especial: Este poder limita la autoridad del apoderado a tareas específicas, como pagar cuentas, vender una vivienda o solicitar beneficios públicos. El poder especial suele ser más limitado en duración que el poder general.
Poder Duradero: Este poder mantiene su vigencia incluso si el poderdante se incapacita, ya sea física o mentalmente. Es especialmente útil para personas mayores o que puedan experimentar deterioro cognitivo, como demencia.
Recomendaciones: Si estás pensando en crear un poder notarial, es importante que elijas el tipo de poder que mejor se adapte a tus necesidades y circunstancias. Si quieres un poder que sea amplio y permita manejar todos los asuntos, un poder general puede ser adecuado. Si solo necesitas autorizar a alguien para realizar tareas específicas, un poder especial puede ser la mejor opción. Y si quieres asegurarte de que el poder siga siendo válido incluso si te incapacitas, un poder duradero puede ser la mejor opción.